Aunque tiene su gracia que una persona anónima escriba sobre
cosas muy engorrosas, lo cierto es que la tecnología invita al pueblo a
escribir sobre lo que le inquieta, lo que vive o lo que sufre. Tengo la
terrible sensación de que la gente no es consciente de lo que realmente pasa.
Disfrutamos de las vacaciones, los supermercados abren, los músicos tocan, los
hospitales prestan sus servicios, las farmacias abren, los funcionarios cobran
y los artistas cantan, bailan o pintan. Está claro que he olvidado a muchos, a
muchos que el albedrío de la crisis hizo ya papilla, y que, a pesar de las
ayudas, van a tener que esforzarse mucho para poder salir de la dura situación en
que se encuentran. Si atendemos a parámetros como la fuga de capitales, este
país parece que está en guerra, y no lo notamos porque las necesidades
financieras de nuestros bancos, curiosamente, están compensadas por la enorme
cantidad de pasta que nos presta indirectamente el Bundesbank a través de los
programas de compensación de pagos entre las entidades financieras de la
eurozona. Empiezo a tener la sensación de que el rescate es inevitable, y que la
sutil relación que hasta ahora teníamos con nuestros acreedores, ahora se va a
convertir en un entrega total hacia ellos, ya que no somos capaces de generar
recursos para poder pagar nuestros excesos del pasado. Tampoco subiendo tasas y
asfixiando al ciudadano y al sector privado, no parece resolver nada. A este
gobierno no se le puede perdonar que fría a impuestos al ciudadano y al sector
privado para salvarle el culo a un sector público que a mi juicio es un
auténtico desastre. No han tenido valor para abordar la reforma estructural necesaria
que obligaría al sector público a ceñirse a parámetros de sostenibilidad,
calidad y racionalidad, propios del siglo XXI, nada de otro mundo, algo tan
normal en Inglaterra, Alemania o Francia, y que posiblemente nos diera alguna
esperanza para evitar el rescate, ¿o no?. A saber. Nunca me he identificado con
este país, siempre me he sentido ajeno a la lógica y a las formas en que
nuestro reino gira, donde un monstruo llamado Administración, dirigido por
“mutantes” democráticos, manejan la mitad de la riqueza generada, la malgastan
con toda impunidad, y nos entregan una factura y una estructura hipertrófica
insostenible, a pagar en cómodos plazos de un millón de años para evitar su cierre.
¿De qué me quejo? Solamente mermarán seriamente el nivel de vida de la clase
media, a los empresarios y a las empresas que todavía pueden pagar las estrangularán
fiscalmente, a los funcionarios les tocará de soslayo, pero a los miles de
políticos de pata negra, a los políticos de pacotilla refugiados en condados de
fruslería, fundaciones y “empresillas” públicas de bisutería, a los
sindicalistas “profesionales” de los dos o tres sindicatos de clase, a los
partidos “democráticos” de todo pelaje, no les faltará de nada. Así nos
va, la poltrona sigue impertérrita, como
antaño, inamovible a nuestra cuenta mientras agonizamos como país.
martes, 21 de agosto de 2012
El penúltimo estertor
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domingo, 12 de agosto de 2012
¿Cumplir o no cumplir?
El ministro alemán de Exteriores veranea en España desde su infancia.
En una entrevista hecha por un diario de su país, aparte de mostrar
predilección por los pimientos de Padrón, muestra su total convicción de que el
presidente español aborda con determinación la crisis, aplicando las reformas
necesarias para evitar tener que recurrir a un “rescate”. También está
convencido de la solidez de nuestra economía, que aunque no pasa por su mejor
momento, tiene todavía pulso para superar
las dificultades en las que está inmersa. Comenta también, que la socialización
de la deuda echando mano de la creación de los eurobonos no es negociable, rompiendo con las expectativas
de los gobiernos de Francia, Italia y España, de pretender reducir así la elevada
cifra que tiene la “prima” y el pago de intereses de la deuda italiana y
española. Aparte del optimismo que muestra el ministro alemán sobre nuestra
economía, coincido con él en otra entrada que los “eurobills” para mí no son la solución, ya que, al igual que ocurre con el compromiso del déficit público, tendríamos
que estar sometidos a un rigor fiscal, que de no cumplir, nadie se “comería” los
bonos. Ésa es la cuestión, ¿cumplir o no cumplir? Aquí está nuestro verdadero
problema. A pesar del incremento impositivo, la patología del despilfarro
parece seguir acumulando déficit en lo que va de año, y el partido de la
oposición sigue cacareando que los recortes están gravando la crisis. Si ni con
recortes somos capaces de controlar nuestro déficit, veremos como lo consigue
la oposición. Dicen que el descuadre viene dado por un adelanto transferido a
la Seguridad Social y a las comunidades autónomas, aunque me gustaría saber cómo
las “solventes” comunidades devolverán la pasta, o cómo mejorarán los números
rojos de la Seguridad Social si no desciende el paro. En fin, mis mejores deseos
para Montoro, pero o recortamos en serio o pringamos con un “rescate”, que, al
contrario de lo que mucha gente piensa, no deja de ser otro problema, y no una
solución.
Por otro lado, lamento la desidia veraniega a la hora de
escribir, y espero mejorar con un mayor incremento de entradas en este blog próximamente.
Disfruten de la música estival.
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