Conocimos los PGE (PresupuestosGenerales del Estado), y sin duda alguna, globalmente se aprecia un
aumento del gasto que ronda algo más de 5%. Vender la moto de la
austeridad parece ser la consigna del gobierno, aunque al sumar lo
que interesa mostrar con lo que no interesa tanto, las cuentas son
las que son. Podremos engañarnos a nosotros mismos, pero no creo que
la avanzada Europa, esa otra Europa seria que no reniega de la
eficiencia y del estado de derecho, que suma y resta ajustándose a
su capacidad, que mejora las cosas sin comprometer la supervivencia
de aquellos que generan riqueza asumiendo el compromiso y el riesgo
de sus iniciativas, se deje persuadir. A los “bonistas” o
tenedores de deuda, a los inversores foráneos y a todos aquellos que
tienen pasta susceptible de invertirse productivamente, nadie les va
a engañar, y más allá de lo que yo pueda escribir, el
comportamiento de la prima de riesgo es lo que nos va a decir si
podemos asumir ese incremento sin que el precio de las emisiones de
deuda supere ese nivel inasequible para nosotros. El próximo año
rondará un billón de euros lo que deberemos todos los españoles,
siendo la partida dedicada a pagar todo eso lo que más se
incrementa. Honestamente, las dependencias de un pasado ominoso, tipo
ZP, que asume este gobierno, como el pago a los proveedores –
iniciativa loable como la que más – , y El Fondo de
Reestructuración de Ordenación Bancaria (FROB), se llevan luego la
palma. Otras sociedades públicas, de las que no quiero ni pensar,
seguirán con su bonita bola de nieve que también tendremos que
“licuar”. La emisión de deuda pública para el próximo año se
tendrá que incrementar, ya que si no remonta la economía
dependeremos de ella para asumir los gastos. En suma, el déficit
público se incrementará a pesar de la intención del gobierno de no
hacerlo, y para todos aquellos que crean que incrementando el gasto
público para motivar nuestra economía puede ser una buena solución,
que tomen buena nota, porque la espiral de deuda es finita, y si los
mercados no se comportan bien, se comprometerá nuestra liquidez. Si
en el ámbito público la suntuosidad pasara a la sobriedad, si del
patrioterismo pasáramos a la lealtad, y si facilitaran las cosas a
todos aquellos que con su capital asumen riesgos y compromisos para
crear esa infraestructura productiva que nos vincule realmente al
desarrollo, otro gallo nos cantaría. Pretender hacerlo eludiendo el
advenimiento de una sociedad para que asuma su propio futuro
prometiéndoles un puesto vitalicio por el que se pelea media nación,
es una degollina en vida.
domingo, 30 de septiembre de 2012
¡ Abran juego !
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viernes, 21 de septiembre de 2012
Un erizo entre el cemento urbano
Endulzo la vida a tres simpáticos gatos callejeros, cuya
madre era una gata carey maravillosa a la que siempre tengo presente en mis
oraciones, ya que no dejo de pensar en ese sexto sentido que tenía para susurrarme
cosas curiosas. Los felinos en sí mismos son hermosos, pero hay algo más en
ellos que los hacen genuinos, como esa forma peculiar y única de maullar a
aquel que realmente les quiere. En fin, hoy repartí la comida entre los gatos,
y mi viejo amigo el erizo común también comió, que huye desesperado de su hábitat
para probar suerte en el durísimo mundo del cemento urbano. En el país del
choriceo es delito echarle una mano a los “seres vivos” para que no sean pasto
de esta espantosa crisis, de una dura crisis que todo lo niega, ni pan ni agua
para nadie, que obliga, incluso a los erizos, a buscarse la vida en la calle.
Nunca había visto en este país el patético rostro del desarraigo, el rostro de la
gente buscándose la vida entre los contenedores o los desechos del
supermercado, el avergonzado rostro de uno que en medio de la noche iba comiendo
los “gusanitos” tirados por los niños en la calle, el famélico rostro de otro que
comía lo que yo les echaba a los gatos. Este país tocó fondo en el abismo de la
crisis, una crisis que se fraguó sigilosamente al haber dejado todos de asumir
compromiso alguno más allá del sálvese quién pueda, de intentar resolver la
vida lo mejor posible aferrándonos a lo más peyorativo del billete. Un país
expatriado, paradójicamente engullido por la demagogia y el delirio del
patrioterismo, de esa salsa que algunos manejan muy bien como cortina de humo
para sazonar los problemas y seguir viviendo como auténticos virreyes, eso sí,
con el atenuante de contar con una aprobación inusitada. Unos cuantos políticos
más duermen esta noche en el trullo, un mal presagio de un futuro poco halagüeño,
y que nos abre las puertas a las cloacas del realismo mágico de la política bananera.
Todo parece un desgüeve en este país, pero vivo con la esperanza en la vida
eterna porque mi querida gata cuando fenecía asumía que soñaba, y susurró que
su partida era algo mejor y de mayor fortuna de lo que creía, sin tener la menor
duda de que volveríamos a vernos. Descanse En Paz.
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