Presentar a las SICAV (Sociedad deInversión de Capital Variable) como un
producto financiero que oculta tras de sí un ventajoso trato fiscal para
satisfacer el depravado afán de lucro de todos aquellos que echan
mano de ellas es realmente un despropósito. La ignorancia y la demagogia sobre el sistema financiero en la que algunos están
sumidos, vendiendo a ultranza que hay una opción alternativa donde
el dinero mostrará un rostro amable más allá de que alguien pueda
sacar un duro a su propia cuenta, se ha cobrado una víctima. Un
miembro del clan de la izquierda más "siniestra" de Europa ha
renunciado a su escaño, expiando así sus “pecados” por incurrir
en una herejía. Ha pecado vilmente rompiendo el precepto comunista
que impide a uno de sus miembros poner a circular su dinero con la
pretensión de que allí donde se requiera puedan disponer de él, a
cambio, eso sí, de que revierta en su propia cuenta parte de la
riqueza que genera. Las SICAV tributan, pero debido a su particular
forma de rendir tributación, invitan a los inversores a que pongan
a disposición de todos los que lo precisan el capital que les sobra,
entre otras cosas, para poder satisfacer finalmente la necesidad de
financiación que a cualquier país le urge. En menuda historia nos van
a “embarcar” los que siempre ven vileza en el sistema financiero,
origen de todo mal en el estrecho y precario imaginario económico de
esta izquierda increíble que ahora “amenaza” a Europa. La esencia del sistema financiero es poner a disposición de quienes lo
necesitan el dinero que le sobra a los demás. Si el sistema
financiero funcionara como esta gente pretende hacernos creer, la miseria sería una institución. Sabiendo de antemano lo que se prepara, os dejo aquí este texto políticamente incorrecto que acabo
de esbozar para que nadie me diga luego que no lo he advertido.