domingo, 10 de julio de 2011

Podría ser el nuestro, podría ser yo.

¿Recuerdan a un presidente que pregonaba que el eje de una buena política social era evitar el paro y ofrecer a los ciudadanos la libertad y la oportunidad para que pudieran llevar adelante sus propias iniciativas de trabajo y de progreso? Decía también que la política de mantener bajo el precio de los créditos, como nunca se ofrecieron en España, promovía que la mayoría de los currantes pudieran cambiar de estatus y hacerse con aquello que la mano inútil del estado nunca podrá ofrecer a la mayoría: un pisillo saludable, iniciar un pequeño negocio y dejar de ser un esclavo asalariado a destajo, un cochecito cercano al que solían disfrutar esos gerifaltes de las tribus más “dabuten” del reino de la risa; Sí, aquél que pregonaba mantener cierta austeridad en el gasto público y en los salarios para el control de la inflación, como cuestión básica para que la competitividad y el control de la economía no derivara en las interminables colas de parados que antaño decoraban las calles donde se ubicaban las oficinas de desempleo, que a muy pocos empleaban. Sí, aquel que empezaba a cuestionar que nuestra política energética dependiera de forma escandalosa del petróleo, y que había que pensar en algo más serio que los molinillos, los paneles termosolares y fotovoltaicos, para eludir el albedrío especulativo del petróleo y evitar en la medida de lo posible su incidencia en nuestra economía. Ahora resulta que el pecado capital lo cometió el currante y el tradicional chivo expiatorio USA, como no podía ser menos cuando nuestro tejado se cae, cuyo desliz más señalado es el haber alcanzado mayor nivel de vida que nadie en muy poco tiempo, y es el “ejemplo sangrante” que sirve para que a los demás nos la envainen alegremente negándonos un desliz igual, es decir, incurrir en el pecado de comprar cuando en un momento señalado de nuestra historia económica la soberanía popular era real gracias al bajo coste de los créditos. Ahora, se nos somete al rigor de la hoja de cálculo para señalarnos como estúpidos consumidores felices, responsables de la desgraciada situación actual, señalando veladamente al primor cerebral que rige nuestros destinos con la mente perdida en el limbo de la atrevida inacción de la ignorancia, vendiendo la política social como un despacho directo de billetes, olvidando que el verdadero sentido social de la economía no es sólo brindar la puntual atención a aquellos que difícilmente se valdrían por sí mismos, sino que es evitar que el ritmo económico decaiga y permita que todos, y especialmente los que más lo necesitan, puedan entrar en el juego del trabajo y en la “osada” pretensión de procurar ser dueños de sí mismos, alejándose en lo posible de la dependencia subsidiaria del estado y contribuyendo así a una tendencia natural hacia la mejora de las cosas. Ese Presidente podría ser el que tenemos, si fuera razonable, o cualquier otro que sea capaz de tomar decisiones asumiendo su responsabilidad, y comprometiendo su cargo en aras de intentar paliar la delicada situación que se nos viene encima. Señores, el capitán que tenemos no tiene ni idea de lo que se trae entre manos, y lo que es peor, no tiene trazas de comprometer su cargo tomando incómodas decisiones que puedan contribuir a paliar la situación. El barco se hunde, sálvese quién pueda.

2 comentarios:

  1. "Democracia española" es el sistema político que existe cuando gobierna la izquierda, quien en su infinita generosidad (quizás demasiado generosa e inconsciente) permite espacios temporales en los que cede el poder a la derecha (y por tanto, espacios de ausencia de verdadera democracia). UN presidente verdaderamente demócrata, es decir, socialista, jamás puede equivocarse en sus planteamientos, ya que al hallarse inspirados por el socialismo (la idea más bella y perfecta jamás salida de la mente de un hombre) siempre serán perfectos, hermosos, justos, bellos e indiscutibles.

    Es posible que como bien dices Iam, hayan pasado "cosas" en este país que no nos gustan. pero es por culpa de la derecha y de los mercados. Un verdadero socialista no puede equivocarse jamás.

    Admitir tal posibilidad equivaldría a cuestionar la grandeza de la democracia española y la perfección del socialismo... y entonces, ya sólo nos quedaría la barbarie... y la derecha.

    El socialismo es perfecto, esta democracia española es perfecta y nuestro presidente es perfecto. no puede ser de otra manera, y ni un paso atrás !!!!!!!!!

    Perfección o muerte!!!!!!!!!!!

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  2. Gracias Joselé, veo que te lo curras, y que sientes en tu piel la mano sedosa del colectivismo más simpático de Europa. Te debe pasar un poco lo que a mí, porque entender que la Tierra no pertenece a nadie, salvo al viento, es algo de un calado tan profundo que sojuzga cualquier humilde pretensión de comentarlo. Creo que nunca en nuestra reciente historia económica hubo tanto despropósito, y en un mundo feliz sin un duro es como manejar dinero que no es de nadie. En fin, esta música me suena, y si no fuera por que el director de orquesta no se entera de nada, estaría riendo. Saludos.

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