jueves, 19 de abril de 2012

La paradoja de la credibilidad



No deja de ser paradójico que cuando un dirigente político es capaz de comprometer su poltrona, su programa electoral y, en suma, su “credibilidad”, por no abdicar de su responsabilidad cuando las circunstancias lo exigen, es cuando realmente merece el sueldo que se le paga. No es fácil abordar la situación actual, y la providencia no acompaña al Presidente en este momento, pero la alternativa, es decir, la oposición, fina estampa del régimen zapateril, la veo realmente incapaz de ofrecer una solución mejor. “Recortar o no recortar”, cita ineludible del soliloquio de la crisis, ofrece un juego ambivalente según "saque" el gobierno o la oposición, y aunque la oposición puede manejar sin compromiso alguno que lo resuelve todo sin ningún recorte, lo cierto es que la precariedad y la miseria se fue adueñando del país durante su mandato. Quizás esperaban que el tiempo se hiciera cargo del fin, estando a la expectativa para que la oportuna casualidad brindara un mejor apaño a la hora de dar cumplida cuenta del fiasco provocado. Sólo nos quedan dos opciones: la austeridad o la quiebra. Recortar de forma selectiva, menos traumática, es la única respuesta a nuestra incapacidad para generar recursos para superar los límites que la deuda impone. Ahora sí deberíamos mirarnos a un espejo, e intentar reconocernos a nosotros mismos con un rostro más humilde de lo que realmente creíamos tener, al fin y al cabo, antes nos crecía el morro a mayor ritmo que los billetes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario