viernes, 6 de enero de 2012

¿Prestan o no prestan ahora los bancos?


    Corren ríos de tinta sobre el por qué los bancos no prestan dinero a todo aquel que parece necesitarlo para poder llevar a cabo una idea que contribuya a mejorar la precaria situación del paro. Dicen que el asunto es muy simple. El dinero que aporta el estado para que los bancos puedan hacer frente a sus obligaciones de deuda a corto y medio plazo, debería de estar disponible, al menos, para que otros puedan administrar inicialmente un capital para poder llevar adelante su propia iniciativa de trabajo. Lo curioso del tema es que los bancos siguen prestando dinero, pero, como es obvio, no como lo venían haciendo hasta ahora. En este momento sí se exigen garantías para obtener un crédito, porque sería una contradicción pretender prestar dinero, y no exigir mayores garantías para devolverlo que las que se venían exigiendo hasta que se avecinó la crisis. Si el estado aporta a los bancos un capital para poder garantizar su solvencia y, de paso,  mostrar cierta inmunidad frente a las deudas que estas entidades contraen por la desarraigada situación económica de algunos estados y de otros organismos públicos y privadas, está clarísimo que prestar “de cualquier modo” contribuiría a todo lo contrario, es decir, a la insolvencia absoluta. Además, sinceramente, el no exigir “solvencia” al que contrata un crédito es prácticamente lo mismo que asumir el riesgo de la iniciativa que se pretende crear con él. Exigir un compromiso para hacer frente a las deudas contraídas por la concesión de un crédito para llevar adelante una actividad, lleva implícito en sí mismo, que el que capitaliza el negocio asume la responsabilidad que se requiere para poder llevar a buen término su iniciativa y, en todo caso, que no contribuya a que la sociedad y los bancos acaben inflando burbujas que luego degeneran nuevamente en una crisis de solvencia e insostenibilidad como la que “disfrutamos”. En muchos ocasiones, un negocio no es fruto de disponer previamente de un gran capital, ni de pensar que a golpe de crédito garantizaremos el futuro del mismo, en muchas ocasiones es fruto de un gran esfuerzo personal y de mucha creatividad. Acuerdos con los proveedores brindando servicios a cambio de mercaderías, créditos comerciales a través de ellos y no de los bancos, dejar productos a consignación y cobrar a medida en que se venden, acuerdos con proveedores que nos puedan brindan equipos a cambio de la publicidad, o simplemente buscar un socio que esté dispuesto a aportar parte del capital participando de nuestro iniciativa, son unas de tantas estrategias que nos alejen de depender de los bancos para poder llevar adelante nuestro negocio, ya que depender de los bancos para salvar nuestra situación al final siempre será una ruina.

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