lunes, 22 de julio de 2013

Como comer un "marrón"

    Siempre me ha fascinado el amplio sentido común de la “generalidad social”, de esa maravillosa grey, humilde y sencilla, que sufre en silencio los devaneos de la historia, eso que generan los “carismáticos” y simpáticos líderes que alimentan su ego con la megalomanía del poder a cuenta de todos nosotros.
    Pretender salir medianamente bien parado de una crisis pasa siempre por ofrecer lo antes posible información sincera y veraz sobre el “marrón” que se ha cocido, disculpando lo ocurrido, reconociendo los errores y, sobre todo, dar cumplida información sobre el asunto antes de que los rumores se asienten como indiscutibles verdades. Recuperar la credibilidad nunca es fácil, pero para reparar el fiasco se puede empezar por intentar explicar lo que pasa y lo que se pretende hacer para evitar que se repita, apuntalando los primeros resquicios de una renovada confianza.
    Eso es lo que posiblemente hubiera hecho yo, y lo que el sentido común me dicta, pero es difícil que yo incurriera en las inexplicables torpezas que nos suelen brindar los líderes de la manada en este país. Hablando de manada, poner al más macho de todos administrando los billetes es tremendamente arriesgado, ya no sólo porque se lleve él la pasta, sino porque acaba siendo el auténtico líder al manejar cuando quiera, con miserables dádivas, a los que se dejen seducir por el exquisito olor del parné.
    En fin, estoy tan perplejo por lo que pasa en este país que si me lo cuentan no me lo creo, y a su vez, curiosamente, estoy tan intrigado en conocer como acabará el melodrama que no me pierdo ningún capítulo.
    El sentido común de la gente no perdona, y los que se pasan de listos suelen acabar mal, por muy astutos que se crean, aunque haya media nación que se ruborice y la otra que se parta el culo a su cuenta. Es una pena, y quizás ya tarde para una explicación verosímil sobre lo que despacha el “Bar Cenas”, donde ahora sólo abre los domingos para servir platos fríos, como lo demanda toda vendetta que se precie.

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