viernes, 4 de noviembre de 2011

El mito del desgüeve universal y el crecimiento infinito (Parte I).

El capitalismo no escapa tampoco al borde caótico que enfrenta al hombre desde los albores de su existencia, a la zona de conflicto en la que se ve obligado a sobrevivir  buscando un equilibrio entre lo nuevo, la permanente innovación, y lo viejo, el reconfortable sosiego de una estabilidad que no puede perpetuarse siempre. El comportamiento humano gira en función de la libertad y la oportunidad que la vida brinda a cada individuo para poder mejorar su propia condición, estando expuesto este comportamiento al cielo o infierno que el albedrío humano cobija en el interior de cada uno. Esto es economía y mercado desde que el hombre se vio obligado a compartir sus bienes y a diversificar el trabajo, y confundir ahora la estafa y el libre albedrío hipotecario con el ideario que nos permite ser dueños de nosotros mismos, no es muy razonable. El “Desgüeve Universal” es una bonita etiqueta acuñada por todos aquellos que buscan una cabeza de turco con la que pretenden desentenderse de una patología que nos enajenó a todos, y el que más y el que menos, aprovechó la oportunidad histórica que nos brindó el bajo precio del dinero y las escasas garantías para obtenerlo, para superar la eterna miseria cotidiana en la que suele manejarse la “caterva” de “insolventes” como yo, cuando en ninguna otra ocasión los bancos dejaron de mirar con desprecio a los desafortunados esclavos que nunca han ofrecido garantía alguna para reembolsar nada. Individuos, estados e instituciones financieras, en su afán de aprovechar hasta el límite caótico el legendario momento en que la veda del dinero se abrió para todos, promovieron la codicia, y lo más peyorativo de la riqueza en la que una mayoría se acababa de asentar, cortocircuitó el “sistema” haciendo que cayera, situándonos nuevamente en una órbita económica más acorde con lo que realmente podemos asumir. El punto de equilibrio es un limbo caótico que nos obliga, nos guste o no, a unos ajustes periódicos más o menos dulces, dependiendo casi exclusivamente de nuestra actitud frente a la mirada cómplice de algún que otro billete de 500 €.(Continuará)

4 comentarios:

  1. ¿que aspecto tienen los billetes de 500?

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  2. Siempre me han sorprendido los comentarios inteligentes de la gente, y el dilema en el que me has metido con esta cuestión del billete de 500€ te delata, Josele, como un “ser vivo” brillante, como diría algún ministro o ministra del fabuloso gobierno del País de las Maravillas. El billete de 500 € es una imagen mental, una ilusión óptica cerebral que contribuye a que la comunidad siga creyendo que se superará cada día, favoreciendo así la mejora de las cosas, teniendo la esperanza de alcanzarlo finalmente cualquier día. El billete de 500 es como la energía, no hace falta verla para sentir su motivador aliento, y poder ver la energía es lo sumo para un ser humano, y al igual que la energía, ir más allá del billete de 500 es algo que posiblemente esté fuera del alcance de la mayoría de los antropoides que no han superado la meta del oportuno recuento de un salario. En fin, pronto continuaré con el mito marxista del crecimiento infinito, ese cacao mental al que recurren para pretender enterrar el único ámbito en el que converge cualquier actividad humana, la pretensión de superarnos cada día para alcanzar esa dignidad personar que, al menos, no nos permita sentirnos desgraciados a lo largo de nuestra existencia. Gracias por el comentario amigo. Un saludo.

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  3. UN saludo amigo Iam !!!!!!!!!!!!!!!!!

    http://www.youtube.com/watch?v=CSNZa8tdeVo

    helado en el parque...

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  4. Muy buena elección amigo Josele, Varsovia. Me viene a la mente lo del Pacto de Varsovia, la dulce medicina del este para aplacar las ansias de libertad de muchos. Fue una pena lo de Václav Havel, un hombre sencillo, un intelectual demócrata y valiente, que plantó cara a los 40 años de opresión comunista en Checoslovaquia. Alabado sea, y que Descanse en Paz. Helado me quedé también.

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