Europa tendrá que dejar de acoger a extraños
animales de compañía, o asumir que siempre van a dejar de cumplir lo que se les
dice, no por mala fe, sino porque su frívola naturaleza se lo impide. El
perfil de Europa no suele coincidir con el de los países de la periferia. Será
difícil que Grecia, aunque apueste por Europa, deje de ser realmente un
problema. España lleva camino de cronificar sus males, y ahora, aunque esté a
la altura el gobierno de lo que se requiere para salvar puntualmente la
situación, lo cierto es que hay que hacer mucho más. Existen problemas que
todavía siguen asintomáticos, pero de no poner remedio, arruinarán de nuevo
nuestra economía y nuestra paz social. Demasiados jóvenes con una patética
formación por el arraigo de un discutible sistema educativo, incapaz de
inculcarles el compromiso y el esfuerzo como base indispensable para asumir la
responsabilidad de ser dueños de sí mismos. Incapacidad manifiesta para reducir
una estructura estatal que es una autentica ruina, anclada en dar cobijo a una
increíble cantidad de “distinguidos” que no podrían vivir nunca mejor de otra
cosa, por eso se vuelve irrenunciable. Escasa capacidad para poner en cintura
las megalomanías de poder de numerosos caudillitos, que suelen disputar su
elección a golpe de talonario público con justo reparo en el gasto que asumen, prodigando
lo que haga falta para superarse a sí mismos, que deberían de estar muy
agradecidos con nuestra simpática Europa, porque a estas alturas todavía no se
han enterado de que el origen de nuestro mal es más político que económico.
Muchos años de democracia con un continuo desgüeve, donde lo bueno de una
sociedad lo comprometieron, por acción u omisión, todos aquellos en los que la
gente había depositado su confianza. Por si fuera poco, aquí tenéis al que
superará a ZP, ya que pretende mover la locomotora como lo hizo él, pero con el
dinero de toda Europa: Hollande. Lean,lean...
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