viernes, 29 de junio de 2012

Eurobills


A nadie le agrada afrontar la crisis, es decir, perder el tiempo necesario en asentar las bases para que nuestro futuro dependa mayoritariamente de nosotros mismos, asumiendo lo bueno y lo malo que nos caiga, evitando sobre todo el tener que recurrir a los demás para que nos saquen las castañas del fuego. Todo el mundo espera una solución de compromiso que deje a un lado la pesadilla del desencanto, de tener que dejar de conciliar el sueño por tener que contribuir sin contemplaciones al pago de nuestra deuda,  teniendo que asumir que ahora ya no se puede vivir como si no existiera. Hoy el gobierno ha logrado un buen acuerdo, la Bolsa subió espectacularmente y la “Prima”, como era de esperar, se relajó a un nivel más razonable. Ya de paso, podríamos sumar el nacimiento de los Eurobills para socializar con ellos el pago de la deuda de los “insolventes”, y cuando un hermosos país de la periferia no pudiera pagarlos, los más solventes se hicieran cargo de ellos. A muchos la idea les parece fantástica, pero como es obvio, a los que fían no les hace tanta gracia, especialmente a Alemania. A pesar de que estoy convencido de que este gobierno actúa de un modo muy distinto al anterior, tomando decisiones que a la larga favorecerán sin duda alguna la recuperación incrementando la confianza en los mercados, lo cierto es que también tengo la convicción de que seguimos viviendo por encima de nuestras posibilidades. Tengo la impresión de que continuamos sin controlar nuestro déficit público, y de que nuestra economía no despega porque existen factores que no son de índole puramente económico que sumen a nuestro país en una retraso desagradable, siendo muy pocos los que estarán dispuestos a hacer suya la ingrata labor de contribuir resignadamente durante muchos años a intentar mejorar la situación. Los supuestos Eurobills, o bonos que serían emitidos conjuntamente por todos los países de la Comunidad Europea, a corto plazo y compartiendo la responsabilidad de pagarlos, incrementarían la confianza de los mercados sobre la zona Euro, aliviando mucho más la presión sobre esos pseudoíndices que están de moda, como  la prima de riesgo de los países con dificultades. Ahora bien, los Eurobills no podrían emitirse sobre la deuda total de un país, y como deuda a corto plazo no se podría emitir ninguna más, mejorarían así las oportunidades de venta y los intereses pagados por ellos. ¿Cuál es el problema? El problema es que los países “indisciplinados” tendrían que estar sujetos a un rigor fiscal impuesto por los países más disciplinados, y en caso de no cumplir, los que fían no se harían cargo de ello. Teóricamente, el riesgo a quedarse sin liquidez obligaría a los países con problemas a mantenerse dentro de ese marco. ¿Todo esto les recuerda algo? Pero, ¿no teníamos que ser rigurosos con el déficit público antes de la crisis? ¿No teníamos que vigilar a nuestros simpáticos políticos y sindicalistas, que dirigían bancos y cobraban leoninas minutas por gestionarlos "debidamente"? ¿Y si de repente dejamos nuevamente de ser serios? En fin, Alemania se lo huele, y primero tendremos que hacer nuestros deberes demostrando que podemos asumir nuestros compromisos, y después veremos.

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