domingo, 10 de junio de 2012

Un buen paquete

Rescatar el sistema financiero tiene un precio, quizás desorbitado para un país que va a destinar muchos de sus recursos al pago de la deuda que tiene contraída. Existe también el riesgo de que los mercados dejen de comprar esa deuda, ya que los inversores últimamente valoraban con enorme desconfianza la posibilidad de hacerlo. En este momento creo que no se debe dramatizar el rescate, y aunque a partir de ahora el Eurogrupo estará pendiente de los nuevos ajustes para velar por el pago de la deuda, la enorme ventaja que nos ofrece es que, en este caso, los intereses del pago de la misma serán mucho más favorables que los actuales del mercado. Como ya comenté en otra ocasión, aunque sanear la banca es un requisito indispensable para que fluya el crédito, no es el único, ya que ahora no vale pedir un crédito para que lo concedan sin más, como en muchas ocasiones parecen dar a entender muchos comentaristas mediáticos,  sino que la demanda de crédito tiene que ser solvente, es decir, tan cumplidora como los propias países a la hora de pagar, pero la dañada situación económica de las empresas y las familias harán que esta oportunidad, por lo menos a corto plazo, no sea tan solicitada como muchos esperan. El rescate financiero no computa como déficit, sino como deuda, que los bancos tendrán que devolver al estado, aunque seamos todos los que tengamos que contribuir a pagar los intereses, probablemente con nuevos ajustes.

2 comentarios:

  1. el requisito indispensable para que fluya el crédito...y el aire... es sanear los infames cerebros de MAYO 68´, esos de "la imaginación al poder".... ¡¡¡joder, le echan una poca más y acaban con la vida sobre la tierra...!!!
    También decían aquello de "bajo los adoquines está la arena de la playa" mientras levantaban barricadas en aquella primavera de París... y de aquellos polvos, vinieron estos estudiantes de la ESO...!!!!!

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  2. En mayo del 68, en la pared de la primera facultad de Derecho de París se podía leer: “Pensar juntos, no. Empujar juntos, sí”. De este frívolo pensamiento surgieron los salvadores del mundo, ahora asentados sobre la sedosa arena de la playa, mientras la plebe sucumbe en el asfalto buscando la utopía, como lo que había el la facultad de Ciencias Políticas por aquellos años: “Decreto el estado de felicidad permanente”. Espero que lo disfrute todo aquel que pueda entenderlo, aunque ahora no sea el Astro Rey el que caliente la playa, sino el diablo.

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