jueves, 7 de marzo de 2013

El monedero sonajero

Me costó mucho llegar a final de mes. La insalubridad de mi hermosa gata desbarató toda pretensión de un exiguo ahorro. Además, pagué cuatrocientos euros por pretender disfrutar de un invierno algo más cálido de lo habitual. Pocos se libran de una “clavada”, la eficiencia energética es para muchos asumir la precariedad y administrar la miseria, hermoso legado de políticas que no han sabido aunar lo “verde” con lo que realmente el bolsillo del ciudadano puede pagar. En fin, mi sueldo también cayó, y sin la paga extra me desespero para poder hacerme con un remanente que pueda librarme de una eventualidad o pagar el recibo pendiente de algún seguro. Económicamente es difícil “mantener el tipo” para un asalariado, pero tampoco es fácil para cualquier otro paisano. El haber gestionado mal el estado durante muchos años, y el haber pretendido ocultarlo solicitando nuevos créditos para hacer frente a la deuda acumulada, ha hecho mella en toda la sociedad. Un monstruoso estado, que administra el cincuenta por cien del PIB, siempre nos expondrá a la quiebra cuando alguno de los adláteres del poder de rienda suelta al monedero de aquella caprichosa forma en que se vino haciendo hasta ahora. Es paradójico que todavía siga temiendo el advenimiento de la izquierda, cuando la derecha transfiere sin reparo el peso de la crisis a los que todavía, con su trabajo y esfuerzo, pueden aportar liquidez para solventar el fiasco.
¿Qué podemos temer? La izquierda de este país parece dar a entender que de la chistera salen los billetes, y que el milagro de los panes y los peces acabará siendo una auténtica risa. La “siniestra” aprovecha la gran oportunidad que le brinda la “diestra” para dar rienda suelta a su moralina dineraria, para barruntar contra un sistema que no ha tratado a nadie con tanto esmero como a partidos y sindicatos, pero curiosamente no por tirar algunos la primera piedra dejan de estar exentos de “pecado”. La izquierda española no tiene criterio económico que garantice el futuro de nadie, y a  pesar de que encuentran razones para dar lecciones morales a los “otros”, eso realmente no tiene nada que ver con nuestra realidad económica. Pese a la quiebra técnica, seguimos siendo solventes porque el gobierno compromete su poltrona con impopulares medidas para poder garantizar el pago de los créditos que nos mantienen en pie, y si gobiernos futuros no son capaces de entender esto, lo podemos pasar bastante peor de lo que lo estamos pasando ahora. Por cierto, las banderas que exhibe en la calle la “ejemplarizante” izquierda son preconstitucionales, y no representan a nada mejor que a la modélica convivencia que venimos disfrutando durante los últimos cuarenta años. Para mí son transparentes.

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